domingo, 20 de junio de 2010

2 años triperos

El viejo con más de 80 años nos abrazó de nuevo. 21 de junio de 2010. Hace 2 años volvíamos a casa. A varios se les escapó una lágrima cuando volvieron a pararse o acomodarse en el lugar “de siempre”. Es que era un reencuentro para muchos. Y había cosas que habían cambiado y todos habíamos aprendido alguna cosa más.
Dos años…y parece que hubieran pasado muchos más. Cierro los ojos dos instantes como mucho y veo: El gol de Alonso sobre el final del partido contra Huracán. Veo los fuegos artificiales al ganarle a San Martín de Tucumán. El pasillo de la popular del Bosque a reventar y la banda con los bombos. Veo el Gato levantando las manos en el Bosque, ahí donde venía de “visita” pero decidió venir de local para dar una mano, o mejor dicho las dos. Veo, o mejor dicho escucho el “Chirooooo, Chirooooooo” y el “Ginasiá!, Ginasiá!, y la verdad que siento que en ningún otro lado del mundo se siente igual. Veo al Pampa Llorando el 12 de julio. El cabezazo de Niell que me nubló la vista y siento, otra vez, como esa tarde, todos los abrazos. Veo al papá con su hijito en los hombros y ambos con las manos en el alambrado y pienso en que todo esto sigue. Veo el cielo, son como flashes ¿Desde cuando no le ganábamos a Boca? Y pienso para mí…”Desde que nos habían sacado de tu lado bosque”. Y me acuerdo también de todos saltando cuando terminó el partido con la victoria ante Independiente y ante Racing.
Veo a los jugadores de ellos, incómodos, con nuestros gritos azotándole los oídos. Veo el gol de Cuevitas, que gritamos antes de que entrara para que la historia nos diga que alguna vez nos podrán ganar, seguramente alguna vez pero… ¡cómo les cuesta, como les duele el bosque!. Se achican cuando llegan a la guarida del Lobo, toda la vida fue así! Se les deshacen las copas y se van con la cabeza baja. El abuelo tenía razón, me vio nervioso, es que venía golpeado porque el ciudad de la plata suena a frío, a ellos, tiene la forma de ellos, de sus amargos festejos, sentaditos… pero cuando me iba para 60 y 118, el abuelo querido, que le cuesta oír bien y ver de lejos, me dijo sabio, desde su añeja hamaca: “anda tranquilo, en el bosque no”. Y por arte de magia,¡Que maestro el viejo! Aquella tarde mi pueblo, el pueblo de mi abuelo, festejó con su frase y su presagio fue canción, en un día que jamás olvidaré.
Y la historia sigue, en tus viejos brazos gigantes con forma de tribunas. Y vino otra promoción y otra victoria y mucha angustia, muchos nervios. Pero seguimos en primera. Y ahora, éste 21 de junio, a dos años de volver a sentir esa locura de alentar sobre tus brazos gigantes, disfrazados de tribunas, estoy esperando que pasen las horas para volver a gritar por mi Lobo querido.
Tendríamos que hacer el esfuerzo para completarte totalmente. Y sobre el hueco reinstalar la pasión sobre cemento. Quizás sea la segunda oportunidad que nos estas dando para unirnos. Para completar la historia, esa historia que, como diría mi abuelo, se va a dar cuando seamos definitivamente un club constructor y también, vendedor de geniales jugadores. Yo quiero verte entero, jugar en vos, con vos, por siempre y para siempre. Más allá de que alguna vez perdamos, porque eso no tiene nada que ver, sos lo mío. Punto. Vos sos yo. Vos sos nosotros. Yo quiero una tarde, cualquiera, dentro de muchos, muchos años, cuando mi nieto salga para enredarse en canciones y saltos en tus brazos gigantes, con forma de tribunas, poder decirle como me dijo mi abuelo, que hoy me acompaña desde el cielo: “ganamos o perdemos al Lobo lo queremos pero hoy, andá tranquilo…en el Bosque no”.(Rafael Ton)

Escrito a dos años del regreso a casa.

Dedicado a los que trabajan y luchan constantemente y sueñan con los ojos abiertos y proyectos con un 60 y 118 GIGANTE, porque entienden que GIGANTE es nuestro pueblo y es GIGANTE nuestra pasión.

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