martes, 28 de junio de 2011

Doble Oportunidad


El jueves 14:30 horas (los horarios “seguros”) volvemos a jugar la promoción. Lo peor que tiene este hecho es el mirar para atrás y ver en todos estos años un Club estancado, plata despilfarrada, refuerzos mediocres, directivos sin proyectos a nivel institucional. Y este último torneo, obligados a esperar y festejar que los rivales pierdan para poder quedar en primera. La pésima campaña de Huracán salvó a éste Gimnasia 2011.

Lo mejor de estos tiempos, es que sigue vigente ese amor incondicional y tan particular de los hinchas que llenaron casi todas las canchas. Ningún otro equipo tuvo en estos tres años el respaldo del Lobo que varias veces colgó el cartelito de “Entradas agotadas”.

Quizás una de las pruebas más contundentes fue la del 2009, cuando luego de perder 3 a 0 en Rafaela, los hinchas pasaron la noche en el Bosque para conseguir su entrada, y los directivos decidieron abrir las boleterías antes por la cantidad de triperos que había esperando. En el peor momento, aflora la mejor fidelidad, la del Hincha de Gimnasia.

Qué el pueblo Tripero se ilusiona rápido, a veces demasiado…es posible.

Qué cuando Gimnasia camina por la cornisa su gente en lugar de aferrarse con miedo, salta y agita banderas…es cierto.

Un club que tiene casi todo para ser gigante. Por convocatoria, por fidelidad probada, por los puntos estratégicos donde están ubicados: su estadio, el Bosquecito y Estancia Chica. Le faltan directivos que piensen a largo plazo, que quieran un club grande y no que vengan a ver si con 3 refuerzos mediopelo y un técnico o un ex-jugador, “zafa el equipo”, o la “pegamos”.

El Club, como club, más allá del equipo, no crece hace años. Se “festeja” por la compra de tres pararrayos o se ponen al lado, en la foto, en las obras que llevan a cabo socios generosos. Se excusan en las deudas para bajarse los pantalones ante requerimientos ajenos a Gimnasia. Aceptan proyectos externos porque no hay proyectos propios. Así está Gimnasia.

Enseguida, cuando la gente, con razón, critica o exige, empiezan con el verso que más les conviene: “no es momento de hablar de otra cosa, de hacer otra cosa, tenemos que estar unidos” ¿los motivos?: porque hay que jugar la promoción, porque hay que ganar estos tres partidos que vienen que son clave o porque hay que empezar bien el torneo” y el tiempo pasa y Gimnasia no sale del pozo. Cada vez es más difícil porque los ingresos son utilizados siempre de la misma manera y el que pone y pone es el hincha. El que hace las filas para una entrada, el que llega a Mendoza o a San Juan y ningún directivo se fija si necesitan algo, si son despedidos con piedrazos al salir de la cancha, como pasó en San Juan. No se cuida al hincha, ese que no abandona y produce terremotos pero que quiere ver ganar al equipo o al menos quiere que los jugadores terminen los partidos como ellos: exhaustos, habiendo entregado todo. El mejor trabajo que puede hacerse para que eso pase es trabajar en potenciar eso y hacer crecer el club, aunque al principio ese trabajo no traiga “fotos” o “aplausos” pero será lo mejor para Gimnasia.

A Nivel dirigencial los anteojos de ver de lejos se perdieron hace mucho, los proyectos para un Gimnasia grande – grande en serio, no a medias tintas – tampoco aparecen.

¿Alguien se ocupó de ver cómo hizo Vélez para construir una villa olímpica que le permite ser, luego de Boca y River, el club que más jugadores recibe para probar en inferiores cada año?, ¿Cómo hizo Argentinos para levantar un estadio en el Nacional B, antes de ser fuerte de local y salir campeón? ¿Alguien estudió cómo hizo Lanús para sumar socios, construir un estadio que sigue creciendo y luego salir campeón?.

La defensa de lo propio y el apuntalamiento del crecimiento hace mucho que parece no ser una prioridad.

Una película que se repite año a año y el peligroso verso de “no es momento de hacer porque la prioridad es otra”. La prioridad no significa la exclusividad. Porque los efectos son terribles. Imaginen una ciudad, se voto a un Intendente, y los ciudadanos lo eligieron porque lo creen capaz de organizar eventos para atraer turistas y eso es bueno para la economía local. Hace 27 años que estos eventos dejan mucha ganancia y a los vecinos contentos, nadie quiere que se dejen de hacer. Pero entonces la intendencia deja de recolectar basura, le saca presupuesto a los colegios, corta los semáforos para no gastar, sube los impuestos, y los eventos se hacen, más o menos, pero se hacen. Claro, mientras tanto la ciudad se va transformando en un basural, se tapan los desagües, los chicos van a escuelas sin techo y después les piden que quieran la ciudad, las plazas están abandonadas llenas de ratas y se depende de la colaboración de grupos de vecinos para que no caigan del todo. Cada vez más choques y víctimas. Pero el intendente y los mediocres voceros que nunca faltan siguen diciendo “estamos pensando y “trabajando” todos en lo más importante, el resto puede esperar”. Se olvidan que la prioridad siempre la tiene que tener la ciudad, no los eventos. Porque un día cuando la ciudad sea un desastre, no habrá evento posible. No se sale trayendo figuras internacionales a un evento pero para eso tienen que dejar de funcionar semáforos, recolectar basura y cobrar más impuestos. Y cuando la ciudad esté bien, tenga chicos agradecidos, calles limpias, menos choques, los grandes eventos son más fáciles de llevar a cabo.

Ojala este jueves a las 16:30 estemos contentos por una nueva oportunidad y que la aprovechemos. Esperemos que no volvamos a la historia de los 4 refuerzos medio pelo y el técnico, sin proyecto a largo plazo y sin poner un sólo ladrillo en el club.

Es una doble oportunidad, ganar con el equipo para empezar a cambiar los métodos y empezar a construir un club con muchos más socios donde no haya diferencias en los que más tienen con los que menos tienen; con un estadio localista y moderno, sin necesidad de mendigar escenarios preparados para recitales, donde juegan – cuando los dejan - los que no tienen cancha; un club con un Bosquecito que crezca e inferiores que sean la prioridad, con presupuesto y varios directivos trabajando y apuntalando los pibes, los técnicos y la infraestructura, porque de allí saldrán los Rinaudo, los “Chirola” Romero y los “Mellizos” del futuro que harán delirar a los que nunca fallaron, a los que siempre estuvieron, a los del aliento y la fiesta, a los que se merecen equipos triperos con huevos y jerarquía y un estadio propio que los llene de orgullo, a ellos: los mejores, los distintos, los hinchas de Gimnasia.

Amén.

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