viernes, 21 de mayo de 2010

¿Qué esperamos el domingo?

Qué cuando termine el partido el hincha del Lobo pueda quitarse el chaleco antibalas, así golpeado como está y descansar un tiempo. Qué ese tipo que se gastó horas y el dinero que no debería en ir a Rosario, a Rafaela y puteó si se quiere pero más cantó “Dale Lobo” tenga su debido descanso.
Qué ese hincha de Gimnasia que paga la cuota, que se banca que lo manden a jugar un viernes laboral a las 14 horas con Lanus, un clásico en febrero también en día laborable y un partido importantísimo con Chacarita en La Paternal, también a mitad de semana. Y siempre fue y alentó y seguirá estando: tenga un premio. Porque nunca nadie le pide disculpas por estas cosas que tiene que pasar. Nunca nadie le palmea el hombro. Juega en Banfield y lo hacen dar vueltas y gastar gasoil y esperar y llegar justo y el partido sale mal. Y nadie nunca le pide perdón, reconoce un error o le reconoce de algún modo esa fidelidad que no abunda en estos tiempos. Está bien, el hincha elige atar su destino a los colores, nadie lo obliga (quizás su corazón) pero alguna vez podrían tirarle una buena, entre tanta suba de precios, entre tanto pelotudo de la televisión que llama “barra brava” a todo aquel que no permanece sentado y que putea o cuelga una bandera.
El Tripero que no le da lo mismo jugar en cualquier lado porque quiere su bosque (el nuestro) y no le cabe el modelito de la comodidad sin colores, compartida con los amargos, y el que entiende códigos y sabe que al pibe que viene del club se le tiene más paciencia que al extraño que pasa y sigue de largo. Es el hincha de Gimnasia que en cada fiesta, cada navidad, cada cumpleaños, reserva un brindis muy especial para su (nuestro) club. Ese merece un descanso, una alegría. El resto también si quieren, los jugadores, el cuerpo técnico, pero sobre todo, el Tripero, el que grita, el que salta, el que a veces putea pero bajo ninguna circunstancia abandona.
Si las cosas salen bien, los que tienen la posibilidad de jugar, de meter, de transpirar la camiseta, deberían decir a los cuatro vientos: “esto es para ellos, los que se suben a los micros y flamean banderas. Ellos que ponen y ponen. Como nadie. Fieles. Y que si alguna vez me putearon, es cosa de hombres, es cosa broncas que pasan. Pero ellos son la sangre del club. Sin ellos no habría: partidos televisados, cuotas, gorros, fama, estadios, fiesta…”.
Los hinchas de Gimnasia en sus banderas no pintan quejas de deudas, se pintan promesas de amor. Se pinta el aguante. Berisso, Ensenada, La Granja, Villa Arguello, El Dique, Regatas, Monasterio, Villa Elvira, Los Hornos, Tolosa, Villa Elisa, Ringuellet, Altos San Lorenzo, el Mondongo, La Plata, alrededores, sus barrios entrañables, quedan aferrados al alambre y se hacen tela y grito.
El domingo que viene. Si nos toca reír, es un premio merecido para la mayor parte de la hinchada, la amplisíma mayoría. Un premio qué se gana con cada partido pero también contando el que viene, hay que poner un poco más, dice la canción, y así es. Y el anhelo que los que defienden la gloriosa casaca, dentro del campo de juego prueben que están a la altura de las circunstancias. Hay un pueblo detrás que espera lo mejor de ellos y ellos tienen la oportunidad de brillar.
Lo que viene después, es otra historia, donde todos tenemos que participar. Donde todos tenemos que replantear muchas cosas seguramente, para que no sean constantes finales de “abajo” y podamos crecer como club, con obras propias y trabajo, para tener la infraestructura en el futuro para construir cada vez, mejores equipos. La autocrítica es necesaria para mejorar. La humildad es el único colchón real que tienen las caídas. Qué no nos pase como a otros que por festejar antes de tiempo, llenaron de humo sus ojos y terminaron llorando por un gol. Nunca hay que festejar antes de tiempo, Triperos, ni creer que “ya está”. El respeto es un boomerang. Y mucho menos hacer como otros necios que llegan a justificar lo injustificable (les faltó decir que cierto jugador desleal le pegó con la cara en el codo al yogurisimo).
Pero vayamos a lo nuestro que es lo importante: El apoyo en estas horas es fundamental. El domingo: uno al lado del otro, gritando lo mismo y para adelante, con esperanza y con la pasión de toda la vida: ¡Vamos Gimnasia! Nuestros hinchas, que siempre fueron, son y serán de primera, se merecen una alegría. Rafa Ton

1 comentario:

Chakkal dijo...

Rafa querido. Nosotros no abandonamos, somos los únicos que no abandonamos, y debemos plata a medio mundo para poder viajar y estar al lado de nuestro Lobo. Espero que tanto amor alguna vez sea correspondido, en cada lugar que asi deba ser, detrás de un escritorio o dentro de la cancha. Pongamos todo, dejemos todo, esperemos nuestro premio, pero si la suerte está de nuestro lado, no debe ser 7 y 50 nuestro lugar de festejo, debe ser la puerta de la sede y exigir un paño de alivio a nuestras almas triperas, y si no pueden, que tengan dignidad de tripero , reconocerloy buscar lo mejor para el club